03 Abr El cigarrillo y las enfermedades cardiovasculares
Se estimo que en el año 2000 la población mundial era de 6 billones de habitantes ó lo que es igual a 6000 millones. De éstos, aproximadamente 1,000 millones de personas fuman en el planeta Tierra. Si analizamos los gastos que se derivan por el consumo de cigarrillos, muchos nos asombraríamos al saber los millones de dólares que se destinan para combatir este flagelo.
Al hablar de costos, necesariamente tenemos que referirnos a los costos en salud y los costos sociales.
1 Los costos en salud en términos de vidas perdidas por muertes prematuras, enfermedades cardiovasculares, enfermedades pulmonares y cáncer. En la actualidad él ó la fumadora viven 7 años menos que la persona no fumadora. Otro dato que resulta preocupante y en el que se debe centrar en gran medida las campañas de prevención y anti-tabaquismo, es que de los adolescentes que se inician y continúan fumando a lo largo de la vida, el 50% probablemente no alcanzarán los 70 años de vida.
2 Los costos sociales, donde tenemos que sumar la carga que representa “FUMAR” para la familia, la sociedad y el estado. Por ejemplo, dejar hijos huérfanos, la pareja que enviuda, incendios en hogares, casas multifamiliares, edificios, empresas, automóviles, causados por accidentes, errores o al jugar con fósforos, encendedores y cigarrillos. Sin olvidar además algunas quemaduras en la piel, ropa, trajes, vestidos de noche, ropa de cama, asientos del automóvil y muebles entre otros.
Hay que incluir también en este punto, pensiones por invalidez, incapacidades por enfermedad, incremento en las pólizas de seguros, así como también los impuestos que deja de percibir el Estado por muertes o invalidez prematuras. El Estado tiene que destinar grandes sumas de dinero para el tratamiento y la prevención del tabaquismo así como de las enfermedades que de él se derivan. Gran parte de estos gastos son cubiertos con el dinero de los no-fumadores. Vale agregar que el dolor y sufrimiento de los familiares alrededor del fumador(a), no se puede cuantificar en términos monetarios.
Del cigarrillo hacia la enfermedad y la muerte
Es importante señalar que es nocivo para la salud aspirar e inhalar el humo del cigarrillo mientras se fuma, fumador activo; así como también hace daño respirar y exponerse al humo del cigarrillo o en un ambiente donde se fuma, fumador pasivo. De allí el riesgo de los no-fumadores por convivir, compartir y departir con fumadores. Del humo del cigarrillo se han identificado cerca de 3,500 agentes químicos; entre los más estudiados, importantes y tóxicos tenemos la nicotina, los hidrocarburos aromáticos, el monóxido de carbono, el formaldehído y amonio.
De todos los factores de riesgo que juegan un papel en la génesis de las enfermedades cardiovasculares, el TABAQUISMO es el principal factor prevenible, pero que es causa de muertes prematuras (anticipadas o antes de lo esperado), incapacidad y gastos innecesarios en salud que pudiesen destinarse en otros renglones prioritarios. Al hablar de las enfermedades cardiovasculares me refiero a la enfermedad isquémica del corazón como la angina de pecho, el infarto del miocardio y la muerte súbita. También incluye a las enfermedades cerebrovasculares, conocidas popularmente como “derrame cerebral”, la enfermedad de las arterias periféricas (“mala circulación en las piernas”) y también nos referimos a la hipertensión arterial dentro de este contexto.
Los resultados de múltiples estudios e investigaciones a lo largo de las últimas décadas han permitido establecer una relación causal entre el tabaquismo y las enfermedades cardiovasculares; de tal forma que el tabaquismo como factor de riesgo tiene el mérito, si así se puede llamar, de ser el responsable del 17% al 30% de todas las muertes por enfermedad cardiovascular. Si agregamos cifras en términos de riesgos para sufrir o padecer enfermedades del corazón o de la circulación, podemos señalar que los hombres y mujeres que fuman cigarrillos tienen un mayor riesgo que los no fumadores. Por ejemplo los fumadores tiene de 2 a 6 veces mayor riesgo de sufrir un infarto o ataque cardíaco, 3 veces mayor riesgo de presentar angina de pecho, de 6 a 30 veces mayor riesgo de padecer enfermedad de las arterias periféricas y de 2 a 3 veces mayor riesgo de tener una enfermedad cerebrovascular, “derrame” ó Stroke. Es claro que el riesgo de sufrir estas complicaciones cardiovasculares está íntimamente relacionado con la cantidad de cigarrillos consumidos y los años de fumar. Es necesario enfatizar que con tan solo fumar de 1 a 4 cigarrillos por día, se duplica o triplica el riesgo para desarrollar enfermedad isquémica del corazón.
Existen múltiples mecanismos mediante los cuales las 3000 sustancias químicas derivadas del humo del cigarrillo llegan a producir las lesiones del corazón y las arterias.
• El tabaquismo induce un estado hipercoagulable al aumentar los niveles de factores de la coagulación, paralelamente se activan las plaquetas, un componente importante de la sangre, que participa en la coagulación
• El tabaquismo aumenta la viscosidad de la sangre al aumentar la cantidad de glóbulos rojos, en respuesta a la exposición crónica al monóxido de carbono. Este último se une a la hemoglobina y disminuye su capacidad de transportar oxígeno, así como la cantidad de oxígeno que es cedida a los tejidos, lo que lleva finalmente a un estado de hipoxia relativa.
• El tabaquismo aumenta el trabajo del corazón al aumentar la frecuencia cardiaca, la presión arterial, la contractilidad miocárdica y la rigidez de las paredes arteriales. Estos efectos son producidos por la nicotina y la liberación de catecolaminas.
• El tabaquismo es precursor de aterosclerosis, mediante una cadena de eventos que ocurren en forma paralela con la participación de células inflamatorias, la activación y migración de plaquetas y células de músculo liso.
Estos diferentes grupos celulares interactúan entre sí, liberan sustancias tóxicas, como los llamados radicales libres que lesionan el endotelio que tapiza el interior de las arterias y producen modificaciones importantes en las lipoproteínas que transportan el colesterol mediante reacciones de oxidación. Como resultado final se produce aumento del llamado colesterol “malo” y disminución del colesterol “bueno”. Iniciado y perpetuado este proceso, con la presencia o no de los otros factores de riesgo, se completan los pasos para la formación de la ya conocida “placa aterosclerótica” o ateroma en la pared de las arterias.
Después de este repaso, complejo pero necesario para una mejor comprensión del problema, surgen dos ideas fundamentales: la educación y la prevención. Es deber de todos, como individuos, como grupos organizados, como sociedad y como nación, participar en la elaboración y divulgación de programas para no fumar y dejar de fumar. El Estado es responsable de implementar las leyes anti-tabaquismo, vigilar por el debido cumplimiento de las mismas sobre todo con la finalidad de proteger a los no-fumadores, que dicho sea de paso son la mayoría de los panameños, niños, adolescentes, mujeres y hombres; además de imponer las sanciones correspondientes a los que atentan contra la salud pública.
La mejor recomendación es que si usted no fuma, NO EMPIECE. Si fuma, abra los ojos de una vez por todas ante los peligros que conlleva el hábito de fumar y propóngase dejar de fumar. Una buena noticia para los fumadores es que existen diferentes modalidades de tratamiento para abandonar el cigarrillo. Existen las técnicas de relajamiento, psicoterapia individual ó de grupo y el tratamiento farmacológico. En este último grupo se puede ofrecer la terapia de reemplazo con nicotina en presentaciones de goma de mascar, parches que se aplican sobre la piel, “spray” nasal e inhaladores. Para finalizar, la FDA aprobó otra opción sin nicotina en forma de pastillas y que se conoce como Bupropion. Consulte con su médico especialista ó un especialista idóneo en la materia.
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